¡Buenos días desde Japón! No sé a cuántos de vosotros os habrá llegado la noticia pero la situación es que estoy en Shinjuku, Tokyo, a 20 minutos del Hombu Dojo. Decidí venirme aquí durante un mes, así que hasta octubre no nos veremos por tierras valencianas. De todas maneras, siguiendo la sugerencia de Vicent sensei, voy a intentar escribir unas crónicas de todo lo que me va sorprendiendo por aquí y está relacionado con el aikido.

Miércoles

Después de llegar, instalarme y experimentar la gran humedad que hace aquí, me registro en el Hombu y me dispongo para asistir a la clase de las 17,30. Es una lástima pero no he llegado a tiempo para la clase de Endo sensei, no hay problema habrá más y seguro que tengo muchas cosas que aprender de otros maestros.

1ª clase. Miyamoto sensei. Es una grata sorpresa ver que pese a no tener hakama y ser de los jovencitos ningún compañero me rehuye a la hora de buscar pareja para practicar. Nos emparejamos por cercanía. Practico con una persona madura que hace darme cuenta de lo mucho que tengo que aprender en: nikkyo, morote dori kokyu, shihonage, kote gaeshi, iriminage… Vamos en todas las técnicas que hemos practicado en la clase. Algunas directamente no salen, después de intentarlo 3 veces en el mismo ataque nos miramos y nos reímos por lo bajini. Me hace correcciones muy interesantes que intento no olvidar. En el vestuario muy buen ambiente, siempre se agradece que alguien te mire y diga “too hot” o un “mucho calor”.

Jueves

1ª clase. Asisto a primera hora de la mañana con Ueshiba sensei, hijo del actual doshu… cómo sería O’Sensei… Clase agotadora. Me siento más familiarizado con las técnicas trabajadas pero aún aprendo matices. A los 40 minutos de clase hace una pausa para refrescarnos que no llega ni a los 3 minutos. Al parecer estas semanas pasadas han habido muchos desmayos por la excesiva humedad (es imposible dejar de sudar). Y claro una vez empiezas no vas a irte a mitad. Misogi en la práctica. Personalmente aprendo que cuando mentalmente digo no puedo más, aún me quedan por lo menos 20 minutos de energía.

2ª clase. Seki sensei. Practico con una persona mayor que me ha buscado desde el principio, me tenía ganas. Es otro ritmo más llevadero. Minipausa antes de comenzar la técnica para secarnos el sudor y despacito en las caídas pero su kote gaeshi es devastador. Además conecta conmigo especialmente en el kokyu, noto como estamos conectados. Aún no llego a esa conexión y me quedo en que cae porque quiere…Poco a poco.

Viernes

1ª clase. Irie sensei. Se ve que el día es más llevadero, ni descansito ni nada, la hora de practica entera. Me habían acostumbrado mal. Explica futari dori agarrado en morote y kokyu sobre los dos. Tras unos segundos de bloqueo (¿dos atacantes contra mí? ¡No lo he hecho nunca!), abro los ojos presto atención y parece que no sale del todo mal. Los protocolos cambian de una clase a otra: sí se seca el sudor, no se seca sudor, se hace de cara a la pared…

2ª clase. Kuribayashi sensei. Creo que hace hincapié en la conexión con el otro. Ante los agarres, con los giros de muñeca permites conectar con la otra persona y es más sencillo el kokyu. Además también se ha trabajado el ikkyo de una manera sorprendente, cuando tienes las manos en el brazo de uke se actúa como un si fuera un jo. Sorprendente, lo clavas en el suelo en un pis pas. Mis delicados pies sufren sentados en seiza en el áspero tatami del Hombu. Algo estaré haciendo mal.

Sábado

Irie sensei. Acudo a la clase de principiantes. Lo de acabar cansado es una norma, independientemente que sea clase de principiantes o clase regular. Y eso que solo hemos practicado 4 ó 5 técnicas. Afortunadamente, al igual que con Seki sensei, tengo la oportunidad de practicar 2 veces con Irie sensei personalmente.

Por la tarde descanso e introducción general (a la cultura, comida, vecindario…) a cargo de Víctor sensei, maestro del Sintagma. Nuevamente muchas gracias.

Cualquier cosa que os pueda interesar decírmelo e intentaré daros información. Espero que vaya bien el inicio de curso, ganas no creo que falten.

Un abrazo. Adrián

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